Ya no rezo por las noches. Es una decisión tomada hace tiempo pero constatada todos los días justo en el momento de cerrar los párpados. De repente me doy cuenta de que falta algo, un gesto reverencial, un rito para agradecer este bienestar. Pero luego pienso que nunca seré un beato ejemplar y que debería de rezar la gente que obtenga algo a cambio porque, qué quieres que te diga, mis beneficios por rezar siempre fueron tirando a irrisorios. Estas noches turbulentas pienso, sin embargo, en otras cuestiones. Pienso en la inocencia, en la libertad, en los mecanismos que deberían ser y no son. Entonces me aireo, me enfado con estos dioses negligentes que dejan a los hombres matarse entre si. Y me niego. Digo ni de coña. Me niego.
Puedo decir sin miedo ni verguenza que no rezo por una cuestión de feedback. No me da la puta gana
Pal pelo
ResponderEliminarhttp://www.elpais.com/vineta/?d_date=20090116&autor=Romeu&anchor=elpporopivin&xref=20090115elpepivin_2&type=Tes&k=Romeu