jueves, 19 de febrero de 2009

Magia



Es cierto, ahora lo sé. Es muy difícil crecer, aceptar que la magia solo era un traje de adolescente que se ha quedado roto e inservible. Darse de bruces contra el espinado muro de la madurez. Descubrir que las esperanzas, que eran tus únicas verdades, ahora solo sirven para evocar a la melancolía en lúcidos momentos de embriaguez. No hemos querido verlo, dar la cara y aceptar que el tiempo también ha tocado nuestros delicados cuerpos. Tratamos de esquivar las horas que nos persiguen, los años que nos acechan. Buscamos lo que perdimos en noches regadas con cerveza, en los adoquines de las calles donde paseamos con amigos, que hoy son apenas conocidos, en aulas vacías donde aprendimos de todo menos a vivir, en bares donde besamos a desconocidos, en plazas donde jugamos al escondite hasta el amanecer. Nada volverá, todo se ha quedado anclado en aquel lugar precioso donde a veces nos creimos infelices, ignorando que aquel era el momento más feliz de nuestras vidas.

Esta noche me pondré guapa y saldré. Escucharé las canciones que bailamos juntas hasta caer rendidas. Y mirando a través del ventanal de aquel café, testigo de nuestra luz, evocaré a Peter Pan, para que en un acto de fe nos devuelva la magia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario