domingo, 11 de diciembre de 2011

Amor o compromiso



A ras del suelo para disgusto del cielo, más alto que el aire, para disgusto del suelo. En mitad de mis sábanas ha crecido un árbol con un agujero en la copa, sus raíces crecen hacia las nubes y la madera se quiebra con un golpe de sol. Algunas veces sacude sus ramas aguamarina y me pregunta como hemos llegado aquí. Se mueve suave, ligero, como si nadara sin agua y sin aire, ahogándose. Y yo le digo que se limpie los labios antes de darme un beso, porque me dan asco los restos de resina que se le pegan a la boca cuando respira. Cuando llueve le da por cantar, tiene la voz rota, y me burlo llamándole quebrado, apenas tiene una rama entera, pero sigue cantando. Por la noche se sacude los insectos que dormitan sobre su corteza, y habla en sueños de lo molestos que son algunos pájaros que se empeñan en arruinar sus hojas verdes. Pero ya le quedan pocas y el no se da cuenta. Me pide que vuelva a la cama, que no le abandone. Aunque nunca eche raíces me dice que me quiere. Yo no me lo creo, yo estoy en la tierra y sus raíces van al cielo.

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